domingo, 31 de julio de 2011

Juan Carlos Castellani escribió...

EJERCICIO Nº 1


Buenos Aires, 7 de Abril de 2011


Querida Alina:
           

Como te prometí, hoy te escribo una carta sobre Aristóteles, un hombre que lo sabía todo. Como mínimo es considerado el más grande naturalista de la antigüedad y, por lo tanto, que ha tenido un papel indiscutible en la Historia de la Ciencia. Hablar a la ligera de Aristóteles siempre está mal visto por los eruditos, pero yo no puedo hacerlo de otro modo, simplemente porque no sé gran cosa sobre el tema. Una vez admitidas mis limitaciones, espero que lo que te diga sea útil para tus estudios.

Aristóteles distingue entre las cosas no engendradas y eternas y las cosas generadas y corruptibles. Ente las primeras se encuentran los astros y entre las segundas, los seres vivos. De hecho, Aristóteles cree que la percepción sensible no nos permite aclarar nada acerca del mundo de las estrellas, pero en cambio nos permite aprender muchas cosas de nuestro propio mundo. Puntualiza que una hormiga o un pulpo constituyen un dominio maravilloso en el que podemos descubrir infinidad de cosas que nos llevan a pensar que nada es casual y que todo tiene una función.

En los libros de Aristóteles podrás profundizar estos conocimientos, creo que vale la pena hablar de ellos con detenimiento. Lo haré otro día cuando podamos reunirnos.

Afectuosamente, tu tío Juan Carlos.


EJERCICIO Nº 2

La casa de piedra


Recuerdo que pasaba a diario frente a la monumental casa de piedra. El caserón poseía un jardín, el cual empezaba en la calle, con sus troncos viejos, rugosos por el tiempo, sus grandes frondas y sus verdes oscuros. Las veredas de césped cerraban una “U” alrededor de la manzana que ocupaba la propiedad, como un tapizado muy prolijo con perfume a pasto recién cortado.

Sin detenerme continué hacia el fondo y allí la tierra oscura estaba húmeda. Había sectores con malezas, pilas de maderas, botellas rotas y trastos desechables. Hacia el sector izquierdo se encontraba un lavadero con caños oxidados y una vereda desnivelada. En el sector derecho un vehículo en desuso formaba la base de una pila de chatarra.

Volví al frente y descubrí a una joven recostada en un sillón al borde de una pileta, estaba inmóvil y tenía los ojos cerrados. Abrí la puerta cancel y en pocos pasos llegué hasta donde estaba. Se sorprendió y me sonrió.


EJERCICIO Nº 3

PIEL DE VERANO UNA OBRA DE ARTE

El film Piel de Verano es una obra de arte basada en una historia de amor atormentado, donde dos seres se destacan por su incoherente estructura psicológica que los hace imprevisibles.
Marcela, una muchacha que vive sola en una suntuosa mansión, cerca de una ciudad balnearia uruguaya, recibe la visita de la abuela. Es ésta la amante de un hombre rico, a cuya generosidad se debe la mansión en que vive Marcela. La abuela propone a la nieta un extraño pacto: le ofrece una colección de modelos de Dior y un año de estada en París con la condición que “entretenga” a Martín, el hijo de su amante, muchacho entre los veinticinco y los treinta años, a quien quedan unas semanas de vida: tuberculosis.
La chica acepta y pregunta qué hay que hacer para entretener a un joven y la abuela contesta: ”Creía que lo sabías”.
Marcela que ignora su trágico destino, es decir, sabe que está enfermo pero no condenado, se enamora sin rodeos. Llegan los médicos por una visita de control y deciden llevarse al enfermo a la ciudad para hacerle ciertos exámenes. Marcela queda sola; el verano pasó y un día se le acerca un cuidador de caballos, que le habla del otoño; y le recuerda que ha empezado a caerse esa piel que el sol tuesta durante el verano, justamente la piel de verano, símbolo de lo transitorio y caduco.
La muchacha piensa que ha llegado el momento de quitarse de encima la piel de verano para ir a gozar del premio de sus fatigas.
Pero Martín regresa anunciando que ya está sano: y le propone casarse con él. La inmediata reacción de Marcela es dura y despiadada: “No me casaré contigo pues no te amo y simulé la comedia de la seducción únicamente porque me prometieron una colección de Dior y un año de estada en París”. Martín se aleja desesperado y se mata: la congoja y el remordimiento quedan en el alma de Marcela.
Martín se enamora a primera vista
¿Quién es Martín? Un joven rico, que terminó sus estudios universitarios, hijo de un padre indiferente, enfermo que ignora que su dolencia es mortal. El amor a primera vista con Marcela le infundirá nuevas esperanzas, le dará nueva juventud. Este amor le sanará, para conducirlo, empero, con un gesto involuntario a la muerte.
Los poetas románticos asociaron el tema del amor con la muerte, pero ninguno de quienes exaltaron aquella unión construyó nunca su héroe sobre una base de perversidad, considerándola incompatible con ese espíritu de sacrificio y de renuncia, que invade el alma de quien inmola su vida sobre el altar del amor. Por ello queda incomprensible el gesto de Martín.
El conflicto en el corazón de Marcela
El enamoramiento de Marcela se manifiesta en el siguiente episodio, donde se aprecia el sentir de la protagonista.
Una noche, en el cine, después que el acomodador los amenaza con echarlos porque estaban haciendo lo que todos los enamorados hacen en el cine, ella le dice riéndose: “Tonto, tenemos otro lugar donde hacerlo” y su sonrisa es la de una mujer enamorada. Asimismo se comporta como si se tratara de una esposa afectuosa, manifestando preocupación cuando llegan los médicos para revisar a Martín; y en el gesto bondadoso con que se despide, alcanzándole un pullover por si acaso hiciera frío. Pero, ni bien el coche acaba de alejarse, hace un llamado telefónico a la abuela haciendo alarde del más abyecto cinismo.
De estos acontecimientos brota la convicción de que Marcela se enamora en serio y este amor entra en lucha con el cinismo de que antes había hecho alarde, sin que todavía alcance a dominarlo, tanto es así que en el desenlace éste reacciona y se impone a aquél.

Sólo el tiempo hace arte
El sentido de la vida humana es demasiado breve para poder emitir un juicio definitivo sobre esta obra artística: “solo el tiempo hace arte”.
La crítica contemporánea manifestó que la principal característica psicológica de Marcela es la ambigüedad y en su fuero interior los dos sentimientos, de amor y de cinismo, se alternan repetidamente.
En un nuevo juicio de esta realización se aprecia la belleza y vitalidad del coloquio de amor, pero se instala la incredulidad en el acto de asistir a la despiadada reacción de la protagonista, y sólo se puede considerarla como un desenlace que el autor introduce para rematar el film en una atmósfera de tragedia..
Un hito muy notable a destacar relacionado con la estructura psicológica de los personajes (y por consiguiente del dramatismo de la obra en su conjunto) y, por lo tanto, del contenido lo expresado por Boris Pasternak (*):  “ Tanto en el lenguaje hablado como en el escrito la música de las palabras no es simplemente una cuestión de sonidos. Esa música no tiene origen en la armonía de las vocales y consonantes sino en la relación entre el discurso y el sentido. Y el sentido – el contenido – debe ser siempre lo principal”.
Desde el punto de vista temático, Piel de Verano representa un progreso respecto de las obras anteriores del realizador Leopoldo Torre Nilsson, donde abundan personajes de características patológicas (mitómanos y obsesos en su mayoría).
En Piel de Verano todo el trabajo de cámara es óptimo y, sobre todo, la incorporación del paisaje atlántico en la historia de amor de los dos jóvenes, narrada con rasgos de intimidad sencilla y emotiva.
En esta realización artística el director midió con cuidado la extensión de cada secuencia y la expresividad de cada escena, infundiendo valor artístico al film, ya que ha vivificado su obra con esa chispa poética que constituye la esencia del arte.

(*) Sight and Sound, Summer 1961










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