miércoles, 20 de abril de 2011

Mariano escribió...

Javier,

Perdón por la demora en darte noticias pero las cosas llevaron más de lo previsto. Ahora si, ya quedó vacía la casa del abuelo y los de la inmobiliaria encontraron comprador, así que en breve se vende.

Quedamos en ir todos juntos a vaciarla pero no coincidíamos en la fecha y las semanas se fueron pasando. Ibamos a ir con Paula y el marido el fin de semana largo pero se largó una tormenta imposible. Le dije que no vayamos porque íbamos a empezar y dejar todo por la mitad, porque con esa lluvia no íbamos a poder sacar nada. Aunque Paula quería ir igual la convencí de suspenderlo. Y lo pasamos para el fin de semana siguiente.

Vinieron los hijos del tío Rubén ¿te acordás?, Julio y Ernesto. Están grandes ya, me los acordaba adolescentes, ahora son dos señores. Pasaron pero no se llevaron nada, creo que en realidad querían saludar a papá, después se fueron juntos a verlo.

Papá no quiso ir, así que entre Paula y yo limpiamos todo. No había nada de valor y como hace cuatro años que la casa estaba vacía estaba todo muy deteriorado. Tiramos una cantidad increíble de cosas rotas y viejas que no entiendo para qué guardaba el abuelo. Pero algunas cosas guardamos: una radio de madera, un reloj a cuerda y unos álbumes de fotos antiguos. Paula se llevó brotes las plantas del jardín para su casa y unos libros de cocina viejísimos.

El plato fuerte fue limpiar el garaje, el auto del abuelo seguía ahí como la última vez que lo usó. Tanto es así que encontré un paquete de los cigarrillos negros que fumaba el abuelo en la guantera.
Vino tu amigo el mecánico, fue de gran ayuda. Entre los dos conseguimos ponerlo en marcha. No sabes lo que fue cuando lo sacamos a la calle, los vecinos se asomaban a saludarnos y nosotros saludábamos desde el auto. Parecía un desfile.

El mecánico conocía a un tipo coleccionista que se interesó en el auto. Consulté a papá y le pareció bien venderlo ¿qué íbamos a hacer sino con semejante pieza de museo? Así que me junté con este hombre que cuando vio el auto se quedó encantado. Hacía tiempo que estaba buscando un modelo de estos y dice que no quedan muchos en buen estado.

Cuando volví a lo del viejo con la plata me pidió que lo lleve a una bicicletería del centro. Estuvo haciendo unas averiguaciones y le compró una bicicleta a cada nieto. Así que cuando vengas en octubre ponéle el portaequipajes al auto que tenés dos bicis para llevarte.

Acá lo tengo a Nico ansioso esperando a su primo para ir juntos a tirarse por la barranca negra, desde que le conté lo que hacíamos nosotros cuándo éramos chicos.

un abrazo
Mariano

2 comentarios:

  1. Me gusta esta carta por que usa los recuerdos compartidos con el destinatario como hilo conductor de la narración. Además considero que está bien escrita y que aplica lo que vimos en clase con un estilo muy particular.

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  2. Me gustó mucho esta carta, me parece muy bien lograda. Trasmite claramente y con leguaje y redacción nada pretenciosa. Sin mencionarlo, se entiende que está dirigida a un hermano y cuál es el tipo de relación entre los integrantes de esa familia. Destaco el anteúltimo párrafo, me perece muy bien construido, con buen ramte. Los demás están bien separados. Para afinar el lápiz, le quitaría "así que en breve se vende" (resulta redundante sabiendo que ya se encontró comprador) y cuidaría las repeticiones del tipo: "fin de semana largo" y "se largó una tormenta...", y reemplazaría por otros términos menos coloquiales o menos usados.
    Andrea Ramundo

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